Las 49 + 1

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Ultima serie de 50 obras sobre los Chakras

miércoles, 1 de septiembre de 2010

PAREJA A ESTRENAR SE BUSCA

Mecanismos de inmadurez en la relación de pareja

Con frecuencia, en algunas personas, puede observarse una actitud bastante común: la de comportarse como si fueran los primeros en la vida de alguien, por ejemplo, de sus parejas. Pero salvo que una pareja se establezca en los años de adolescencia, ese lugar de ser “el primero” queda perdido para siempre. Sin embargo, muchos se lo reclaman a sus parejas adultas y actúan en consecuencia, aún a sabiendas de que es un imposible.
¿De donde proviene esta necesidad de ser exclusivo, único, primero? En principio tenemos que retrotraernos a la primera infancia, a los tiempos en los que como bebés o niños pequeños éramos todo para nuestra madre. Había un amor asegurado, deseos que se satisfacían, muy baja frustración, tiempos de espera cortos, en fin, un registro de la realidad de carácter totalmente irreal, pero coherente con el período evolutivo que se estaba atravesando.
Al ir creciendo, ese lugar de exclusividad debió ser resignado, ya por el nacimiento de un hermano, ya por la entrada al mundo de la socialización, especialmente durante los primeros años de la escuela primaria donde la maestra ocupaba ese lugar al que se le reclamaba exclusividad, “ser el mejor de la clase” o el de “la nota más alta” volvía a colocarnos en zona de privilegio.
Pero cada vez se iba produciendo una distancia mayor con esa situación primaria, ideal, de los primeros años de vida.
Finalmente, llegamos a la adolescencia, el primer amor, la primera relación sexual, la primera vez para muchas cosas – ya no como niños sino como adultos. Y allí puede que se recuperase algo de esa exclusividad, simbolizada en tantos pactos de amor entre adolescentes. No por nada, siempre queda un registro de la primera persona con la que hicimos el amor en nuestra vida, un recuerdo especial de quien nos inició, de quien gozó de nuestro cuerpo por primera vez.
Entonces, ¿Qué se le demanda a la pareja adulta? Que se ubique en ese esquema de satisfacción, que no nos frustre, que nos de exclusiva atención, que nos entrone en un lugar donde no haya cabida para otro, que su pensamiento sea solo para nosotros... Y allí aparecen los celos, los reproches, las demandas, la sensación de desplazamiento, aún cuando ese otro – vivido como invasor - no sea más que un compañero de trabajo o de estudio de nuestra pareja.
Por supuesto que este mecanismo es inconciente, y el demandante no se da cuenta de que está actuando de manera infantil, buscando revivir un lazo primitivo, no actual.
Por eso la comunicación en una pareja es fundamental, para que cuando aparezcan signos de esta índole, en vez de esperar que se plantee una crisis y tal vez sea demasiado tarde para modificar actitudes, se pueda razonar como dos adultos sobre qué es lo que cada uno ve en el otro (o proyecta en el otro) y la pertinencia o no de sus demandas. Poder separar situaciones concretas del presente de situaciones ilusorias del pasado, ver a esa pareja como quien es, alguien con individualidad propia, con una historia, con huellas de otros vínculos, de otros cuerpos. Solo así podremos encarar una relación de manera adulta y perdurable.

Lic Luis Formaiano

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