Las 49 + 1

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Ultima serie de 50 obras sobre los Chakras

miércoles, 30 de enero de 2008

¿Y esto es todo lo que hay?


¿Y esto es todo lo que hay? – se preguntó mirándose al espejo. Surcos, recuerdos, imágenes de toda una vida, una vida que de pronto se encuentra frente a la nada.

La nada, la falta de deseo, la falta de fuerzas, la falta…. ¿Qué oscuros recovecos mentales se han activado que producen semejante catarata de imágenes? Sintió un dolor en su pecho, pensó: “la muerte me ronda”. Así como aquel juego infantil, la ronda, así como las reuniones de adolescentes, sentados en ronda, así como lo que conoció de adulta, la ronda del amor, con más de un amor, ahora es la muerte la que ronda y ronda, la que vendrá como un torbellino para empujarla al vacío.

A uno pueden acompañarlo toda la vida, pero este es el único destino al que se viaja solo. Tal vez el temor más grande sea ese, aunque haya alguien sosteniendo su mano, aunque haya alguien diciéndole palabras reconfortantes al oído, el umbral se traspasa en soledad y del otro lado, la nada. “No me sueltes”, se escuchó decir, como si el hecho de que tengan su mano asida fuese a cambiar algo. Cuando el viaje comienza, no hay marcha atrás.

Su alma tal vez se quede un rato, pegada al cuerpo que habitó tantos años y después, ella también se irá, así como la conciencia, los pensamientos, las alegrías y las tristezas, toda una historia de vida completa se borra en un segundo y solo queda la nada.

Pero, ¿para qué tener miedo? Si no hay nada que perder, si ya todo fue dicho y todo fue hecho, si ya todo fue llorado y todo fue sentido, si ya todo fue vivido, ¿Por qué tener miedo?

Es miedo a que muera el recuerdo también, a que nadie la mencione, a que nadie la evoque, a que nadie diga sus frases, al silencio de los que olvidan. Es miedo a sufrir en el instante crucial, uno, ¿se irá como ha vivido?

Tal vez, deba ya abandonarse y dejar ser, tal vez deba dejar la omnipotencia de lado y que sea la naturaleza la que actúe, bajar del escenario para ponerse su último ropaje, blanco, opuesto a la negrura de la muerte.

Tal vez, sea momento de cubrir el espejo y no mirarse más, para comenzar a olvidarse de uno, y que quien muera sea alguien, no uno.

¿Y es esto todo lo queda? Si, es tan solo eso y nada más.